Los indicios más antiguos conocidos de ocupación humana del actual término municipal de Mijas se remontan a la Edad del Hierro, en la primera mitad del primer milenio antes de nuestra era. No obstante, otros testimonios identificados en municipios cercanos, en la Sierra de Mijas y sus estribaciones meridionales, ponen de manifiesto que este ámbito territorial presentaba suficientes recursos para intuir una intensa ocupación durante la Prehistoria.
A partir del 800 a.C., con la llegada de los fenicios a la costa de Málaga, se impone un gran cambio a las comunidades locales. Los fenicios se asientan en las desembocaduras de los principales ríos del sur peninsular, convirtiendo a éstos en vías de comunicación hacia el interior y generando un floreciente comercio de recursos minerales y agrícolas con las comunidades indígenas.
En estos momentos algunos poblados indígenas adquieren gran protagonismo y por otra parte se cran asentamientos en las cercanías de los enclaves fenicios, al objeto de controlar el acceso hacia el interior. En el caso de Mijas, indicios de estos momentos los encontramos en la vega del río Fuengirola en el asentamiento de Finca Acebedo (Edad del Hierro II) y a pocos kilómetros hacia el interior del Arroyo de La Cala, en la Roza de Aguado, correspondiente a un poblado de la Edad del Hierro I, lo que hace pensar en un asentamiento fenicio en la desembocadura de dicho arroyo.
A partir del siglo II a.C. se produce la llegada de las influencias de la «romanización», proceso que culminaría en los primeros siglos de nuestra era.
En relación con las necesidades comerciales y militares romanas, se construirán grandes vías de comunicación que permitirán una rápida y segura vía de contacto entre las distintas y alejadas zonas del Imperio Romano. Una de estas vías, recogida en el itinerario de Antonito (recopilación de caminos del Imperio Romano que parece datar de finales del siglo III d.C.), unía Malaca (Málaga) y Gades (Cadiz), atravesando el actual término municipal de Mijas. Esta vía, no sólo conectaba estas dos urbes romanas sino que tambíen sevía de vínculo a otras poblaciones menores y articulaba el territorio por el que circulaba.
En el caso concreto de Mijas, los restos arqueológicos encontrados confirman la existencia de la ciudad romana de Suel, posible sucesora de la ciudad iberopúnica que se formó tras la llegada de los fenicios. Sin embargo, aún no se han encontrado las grandes construcciones de esta ciudad (templos, foro, teatro, etc.), que tuvieron que situarse, según algunos autores, entre la desembocadura del río Fuengirola y el Cortijo de la Alberquilla, en la margen derecha del río, donde se encuentran los yacimientos arqueológicos de Finca Acebedo y del Chaparral. En este sentido, en la segunda mitad del siglo XVIII, el erudito mijeño Francisco de la Torre Argüelles decía: «Suel, pueblo inmediato a nuestra Mijas y de quien puede decirse que en la actualidad es esta descendiente y oriunda y por tanto en quien recaen sus timbres y antigüedades».
Ciertos autores han señalado que Mijas fue la antigua Tamisa, pero esta hipótesis no está contrastada por la arqueología o la epigrafía.
A los lados de la vía romana surgieron villas rurales y comerciales, de las que quedan varios testimonios, por ejemplo el yacimiento romano de Haza del Algarrobo, el Diseminado Chaparral nº 64 o la Villa de la Butibamba, junto a la mencionada Villa de Finca Acebedo y a otros yacimientos localizados últimamente en la zona rural de Entrerríos. Durante esta época tuvo también gran importancia la explotación de los mármoles de la Sierra de Mijas.
El importante poblamiento romano en Mijas queda asimismo atestiguado por los hallazgos de cerámica romana (terra sigilata) y de monedas en distintas zonas de municipio (Osunilla, La Cala, Mijas o El Olivar) encuadradas desde tiempos de Octavio Augusto (siglos I a.C.-I d.C.) hasta finales del siglo IV de nuestra era.
El mundo romano se desmembra a partir de las invasiones de los pueblos centroeuropeos, que acabarían con la administración romana y causarían el declive del comercio y por ello de las villas relacionadas con él, provocando asimismo la probable decadencia de la estructura urbana de Suel, cuya población quizás se abandonase debido a las condiciones poco seguras reinantes en las tierras llanas cercanas al mar, trasladándose hacia las cotas más altas y defendibles de la actual Mijas y Osunilla.
Estudio histórico para la elaboración del catálogo de bienes protegidos de Mijas